
Lo contradictorio es que hay animales que muestran rasgos de lo que se llama amor que no tienen nada que ver la supervivencia de su especie, como es el caso de la homosexualidad y las relaciones sexuales por placer (no exclusivas de la especie humana). También podemos ver comportamientos altruistas por parte de individuos de una especie con los de otra, por ejemplo, la zoofilia en los humanos.
A partir de los años 1990 psiquiatras, antropólogos y biólogos (como Donatella Marazziti o Helen Fisher) han encontrado correlaciones importantes entre los niveles de hormonas como la serotonina, la dopamina y la oxitocina y los estados amorosos como la atracción sexual, enamoramiento y amor estable.
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