El orgasmo es el mejor relajante muscular. “Tranquiliza y da placer, y por si eso fuera poco, es natural, ecológico, gratis y siempre se tiene a mano”, explica Jesús Ramos.
El tratamiento no necesita receta, pero este psiquiatra del Hospital Ramón y Cajal de Madrid sí ha recomendado a algunas de sus pacientes que se masturben. Las hay que no han conseguido vencer el pudor, pero otras sí lo han hecho y han vuelto a la consulta con una sonrisa, tan expresiva como la de las mujeres que acuden al urólogo con problemas de incontinencia y salen con una receta que no tienen que ir a buscar a la farmacia, sino a un sex shop. Lo que tienen que comprar son bolas chinas, un instrumento que muchas mujeres utilizan para alcanzar orgasmos más intensos durante la masturbación. Pero además, tiene un beneficio indirecto. “Refuerzan la musculatura del suelo pélvico, de forma que previenen el escape de orina, y al reducir las posibilidades de incontinencia se producen menos infecciones de orina”, explica Juan Carlos Ruiz, director del Instituto Urológico Madrileño.
Las mujeres que robustecen los músculos de la pelvis, mediante la masturbación o con otros ejercicios, lo notan en los orgasmos, pero además tiene otras ventajas médicas. Según el ginecólogo Ramón Serrano Vicens: “En el primer parto de mujeres que se casaron vírgenes y quedaron inmediatamente embarazadas, las contracciones del útero fueron más eficaces en el 86 por ciento de las que se masturbaban sin problemas de conciencia; mientras que disminuía a un 17% entre las consultadas que manifestaban no haberse masturbado nunca.
Los vibradores facilitan la masturbación desde 1880, pero curiosamente solo ahora se venden como objetos para proporcionar placer. Para sortear el puritanismo de comienzos de siglo, los anuncios hablaban de sus efectos terapéuticos; era lo mejor contra las jaquecas.
No es de extrañar, si tenemos en cuenta que la oxitocina, la hormona que se libera durante el orgasmo y se considera responsable de este, es también la causante de las contracciones uterinas durante el parto.
Parecido efecto tiene sobre las reglas dolorosas. Hay mujeres que han aprendido a combatir la dismenorrea precisamente masturbándose inmediatamente antes y durante la regla. Dado que el orgasmo facilita las contracciones del útero, las molestias disminuyen. Estas son más frecuentes entre las mujeres que se masturban con sentimiento de culpa (80%); algo menos entre las que no lo han hecho nunca (40%) y menos aún (15%) entre las que se masturban sin represión, según una investigación llevada a cabo por el ginecólogo Ramón Serrano Vicens.
La normalización de esta práctica tiene otro efecto, según Jesús Ramos: “Permitirá considerar normal, y no algo devaluado, todo encuentro sexual aunque no incluya el coito”. En Grecia había un floreciente comercio de vibradores, entonces fabricados con cuero y, obviamente, sin pilas. La masturbación estaba incorporada a la vida de las griegas de forma tan natural que se recomendaban las unas a las otras los artesanos que mejor les fabricaban los dildos. En realidad, el aparato se ha vendido incluso en las situaciones más adversas. Sin ir más lejos, durante el Franquismo se ofertaban por correo en las pacatas revistas de la época, pero eso sí, con el eufemístico nombre de “masajeadores faciales”.
Fuente(s): Quo.es
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